El problema de los agricultores en España se entiende a partir de los intermediarios. La gran pelea es por el beneficio.
En estos primeros días de año, las protestas de los agricultores en España se llevaron la mayor parte de las miradas de la sociedad civil. Los medios de comunicación le dedicaron varios minutos y varios artículos a estos reclamos. Y hasta el Gobierno salió a dar la cara por esta situación, sin encontrar todavía una buena solución para que las aguas se calmen. Ahora bien: ¿esa solución existe en el corto plazo? ¿O es un problema de sistema? ¿Quiénes son los mayores culpables de esta injusticia?
La mayoría de las voces que se escuchan reconocen como legítimo el reclamo de un sector del campo. Y algunos agricultores señalan que la principal causa del conflicto tiene nombre: los intermediarios. Son los propios agricultores los que marcan que los intermediarios son los que se llevan a veces hasta un 400% de sus beneficios. Una vieja historia: los que trabajan en el campo cobran poco, los intermediarios cobran mucho y el precio de venta es caro para la ciudadanía.
La diferencia de precios entre lo que cobra el campo y la venta al público
Existen algunos alimentos que, al pasar del campo a la mesa familiar, el precio se ha multiplicado por nueve durante enero, según información del Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD), un estudio que elabora mensualmente la organización agraria COAG.
¿Qué se entiende por intermediarios? Es el almacenamiento, el transporte, el embalaje y todo el proceso que tiene un alimento desde que sale del campo hasta que la persona lo puede comprar en un supermercado.
Es por eso que los precios aumentan bastante y los agricultores, los que trabajan en la tierra, invierten mucho (máquinas y jornadas extensas de trabajo) y ganan poco. Los números que aporta el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos reflejan una realidad que no se puede tapar. Por ejemplo, los ajos cuestan 1,18 euros por kilo en origen, pero en el supermercado se pueden conseguir por 6,56 euros por kilo. Los limones, que en origen cuestan 0,20 euros por kilo, se venden a 1,96 euros por kilo, es decir, un 880% más. Los plátanos, que en origen se pagan 0,27 euros por kilo, se llegan a vender a 2,25 euros por kilo. Las naranjas, que en origen se consiguen por 0,39 euros por kilo, el supermercado las vende por 2,05 euros el kilo. El kilo de cordero en origen está 4,68 euros el kilo, pero la venta al público es por 19,21 euros el kilo, un 310% más. Y así se puede continuar…