Este es el sistema político y económico que impera en la que para algunos es la primera potencia mundial: China, con muchos detalles.
Capitalista en lo económico, unipartidista en lo político. La configuración de China como sistema político y económico es difícil de entender porque tiene muchas particularidades. El capitalismo, pese a gobernar el Partido Comunista, la única fuerza política que existe, es el sistema económico de un país que gobierna el mundo desde el dinero.
Durante mucho tiempo, China ha estado forjando su identidad a través de su amplia historia y rica cultura en la que ha habido muchos claros y oscuros. En las últimas décadas, este país ha experimentado transformaciones políticas y económicas sorprendentes que le han llevado a ser, junto a Estados Unidos, la gran potencia económica del mundo. De hecho, algunos analistas de geopolítica señalan que ya controlan el mundo económicamente.
Entre el capitalismo y el comunismo
En el ámbito político, China se rige por un sistema de partido único con el Partido Comunista al frente desde 1949. El liderazgo se centraliza en el Comité Permanente del Politburó encabezado por el presidente y el primer ministro. Se celebran unas ‘elecciones’ para elegir el presidente de este partido y, por ende, el de España.
A pesar de que sigue en su nombre la etiqueta de «comunista», China ha adoptado importantes reformas económicas desde los años 1980. La introducción de políticas de apertura y cambio ha derivado en un modelo económico socialista de mercado. En la práctica, un capitalismo encubierto. El país ha registrado un crecimiento económico impresionante que lo ha convertido en la segunda mayor economía mundial, aunque ahora mismo sufran cuna aceleración en su economía por la caída del sector inmobiliario.
El Estado juega un papel clave en la economía china con una fuerte presencia en sectores estratégicos. Sin embargo, el sistema también ha permitido la participación del sector privado y la inversión extranjera, fomentando un ecosistema empresarial dinámico. Las Zonas Económicas Especiales creadas para captar inversiones externas son testimonio de la flexibilidad del sistema.
Por lo tanto, el sistema político y económico de China constituye una amalgama única de planificación centralizada y apertura al mercado global. Aunque persisten tensiones y desafíos entre los propios políticos del país, la combinación de autoridad política y dinamismo económico ha impulsado el ascenso de China como potencia global en el siglo XXI.