Mientras algunos países europeos creen que la inflación ya es un tema superado, hay una dura advertencia que pone a todos en alerta.
Líderes de varios países europeos se muestran contentos y conformes cuando le preguntan sobre la inflación en sus respectivos territorios. Creen que lo peor ya pasó, que la problemática está superada o falta poco para dejarla atrás por completo. De hecho, los números objetivos de la realidad señalan que la tendencia a la baja es un dato insoslayable, que está sobre la mesa, y no un simple pronóstico alentador. Sin embargo, un fantasma empieza a dar otra vez vueltas por Europa y la alarma suena nuevamente, manteniendo el estado de alerta.
La “nueva” preocupación aparece a través de la advertencia que comienza a hacer el Banco Central Europeo (BCE). En una reunión celebrada este octubre en Bruselas entre el organismo y el grupo de los Veintisiete se abordó esta preocupación y se repasaron qué decisiones de política monetaria se podrían tomar para frenar un posible grave aumento de precios. La intención, claro está, es que no tome a nadie por sorpresa.
La advertencia de Lagarde
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, no esquiva el problema de la inflación. “Es demasiado pronto para cantar victoria”, afirmó la mandataria, de 67 años. Y justificó su advertencia: “Los riesgos geopolíticos están ensombreciendo la perspectiva económica”.
Para la francesa, el crecimiento en Europa “seguirá anémico hasta final de este año”. Y volvió a referirse a los tipos de interés, que, según comentó, “seguirán en niveles lo suficientemente restrictivos tanto tiempo como sea necesario”, buscando que la inflación vuelva al objetivo del 2%.
La inflación, según las últimas estadísticas, ha pasado del máximo del 10,6% alcanzado en octubre de 2022 al 4,3% en septiembre de este año. La tendencia descendente es notable. Por eso, Lagarde está conforme con la decisión que tomó el Consejo de Gobierno del BCE de mantener los tipos de interés sin cambios, luego de haber aplicado diez subidas consecutivas desde julio de 2022.
Entre los interrogantes que quedan por resolver de aquí hasta diciembre, falta saber cómo seguirá la guerra entre Ucrania y Rusia, y cómo afectará también el conflicto entre Palestina e Israel al resto del mundo. Ambas problemáticas, ligadas a la economía europea, no parecen tener un rápido final feliz.