El árbol de Navidad más grande del mundo no se encuentra en Vigo, sino en un lugar muy distinto. Te lo contamos
Es época navideña y los ayuntamientos lo saben. Incluso esos ayuntamientos de pequeñas poblaciones rurales que apenas cuentan con media docena de casas al más puro estilo del salvaje Oeste también lo saben y tratan de improvisar unos cuantos adornos para darle a su normalmente descolorida aldea algo de vida y magia durante estas fechas. Pero también es Navidad en las ciudades, en los centros neurálgicos de los países, en los que el ajetreo y las multitudes proporcionan a las autoridades locales una buena suma de dinero para invertirla en adornos navideños.
Es el caso de Vigo (Pontevedra), cuyo alcalde Abel Caballero ha trascendido a la escala internacional. Lo ha hecho por convertir la urbe gallega en un auténtico despliegue de espumillones y cableado que supera con creces los límites establecidos por los organismos comunitarios sobre la contaminación lumínica. Sostenible o no, lo cierto es que Caballero ha logrado el objetivo que se había propuesto. Este era el de revitalizar la importancia de Vigo y atraer a su seno a miles de turistas curiosos por observar el fenómeno con sus propios ojos.
Desde entonces, la máxima autoridad municipal se ha jactado de contar en su haber con el árbol de Navidad natural más grande del mundo. Un prodigioso abeto de más de cuarenta metros de altura. En el presente 2023 se iluminaría por primera vez, doblando así la afluencia de foráneos a la ciudad. Una sucinta investigación en la prensa basta para confirmar que, si bien las palabras de Caballero son ciertas, también es igualmente cierto que existe un árbol aún más grande, más espectacular y rodeado de más fasto y expectación.
El árbol más grande del mundo no es el de Vigo
Y este árbol, el que ha conseguido arrebatarle a Vigo el título de más alto se encuentra en la ciudad alemana de Dortmund. Mide nada más y nada menos que 45 metros de altura. Está atravesado por al menos 48 mil luces y 20 velas que lo encienden cada noche. Sirve, además, como el centro perfecto de uno de los mercados navideños más extensos del planeta, con más de 300 puestos.
Aunque en altura es superado por el árbol que corona la ciudad de Gubbio, en Italia. La clave se encuentra en que el de Dortmund es un abeto real. Mientras que el de la urbe mediterránea se trata de una amalgama de 8.000 luces que, dispuestas de una determinada manera, dibujan la forma de un abeto.