El San Valentín de 2024 vuelve a batir récords de gastos. Te detallamos el balance que ha surgido después de este día tan especial
San Valentín es una fecha muy especial en el calendario de cualquier ciudadano que entone en sus ratos libres buenas odas al capitalismo. Una festividad en la que, si bien el amor no tiene por qué ser genuino, debe demostrarse públicamente con una intensidad desmesurada, con besos apasionados donde antes tan solo había reproches, con caricias llenas de ternura donde en el día a día reinaban las discusiones y otra ristra de ejemplos que no conviene mencionar aquí.
Ya hablamos en su momento de que las aplicaciones de ligoteo parecían haber revolucionado el mercado del amor y que en concreto una de ellas estaba postulándose como una potencial candidata para usurpar el trono que hasta entonces había ocupado Tinder. Si embargo, San Valentín no solo tiene consecuencias a nivel tecnológico, sino que también ha dejado una profunda huella en la economía, tanto a escala internacional como en los bolsillos particulares de esos novios desesperadas por impresionar a su pareja con una caja de bombones improvisada o un colgante.
Los picos exorbitados en la demanda de ciertos sectores conforman lo que se ha venido denominando hasta la fecha «efecto San Valentín» que se corresponde con un aumento desmesurado del consumo esporádico en determinados ámbitos como la repostería, la floristería, el sector cosmético, la hostelería, entre otros, que ven cómo una multitud de desesperados se apiñan ante sus puertas cada mes de febrero.
El fondo de San Valentín 2024
Irónicamente, uno de los principales motivos de separación de una buena parte de las parejas a lo largo y ancho del globo son las dificultades económicas, esos momentos de crisis que muchos consideran insostenibles para seguir adelante con una relación que antes parecía pintada completamente de rosa.
Resulta muy conveniente que en este tipo de casos se recurra a establecer un fondo económico común en el que cada integrante de la pareja aporte una cantidad significativa para afrontar los gastos conyugales. De esta forma, las discusiones sobre las penurias económicas podrían reducirse.
En todo caso, esto permite afirmar que San Valentín 2024 ha sido objeto de nuevo de una gran cantidad de luces y sombras, de personas que han logrado salvar sus relaciones con regalos improvisado y de otros que han observado cómo los últimos restos del barco se hundían sin remedio en el fondo del mar.