Una carta de motivación puede ser un requisito indispensable para optar a un trabajo o curso. Te enseñamos cómo redactarla correctamente
Seguro que alguna vez te has hallado en una de las siguientes situaciones. Acabas de terminar la carrera y tienes claro el máster al que quieres optar pero hay un problema. Después de haber escaneado el título universitario, enviado fotocopias de tu documento de identidad, actualizado el currículum y haber pasado por un sinfín de trámites burocráticos, resta una sola cosa: una carta de motivación en la que detalles las razones por las que quieres curar el máster.
Lo mismo puede ocurrirte a la hora de solicitar un empleo. Y antes de que pienses que una carta de motivación tan solo es un eslabón mas de la inútil cadena burocrática, desde edicionsupc.es te recomendamos que no la subestimes, puesto que puede ofrecer a los entrevistadores información muy valiosa sobre ti, sobre tus aspiraciones, tus aportaciones y tu ambición a corto y largo plazo.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que la carta debe contener los rasgos más destacados de nuestra personalidad, así como nuestras principales habilidades y destrezas, subrayando las que mejor podrían aplicarse a la hora de desempeñar el puesto al que aspiremos o el máster que esperemos cursar. Una vez hayamos desarrollado nuestra forma ser, el siguiente paso consiste en resumir lo más granado de nuestro currículum, en especial aquellos puestos que hayamos desempeñado en el pasado que guarden relación directa o indirecta con el trabajo que deseamos, así como formación extracurricular que nos pueda capacitar para ejercer una mejor labor. Por supuesto, también hay cabida par los hobbies. Eso sí, siempre y cuando puedan resultar de utilidad en el trabajo que se solicita. Como, por ejemplo, un monitor de ocio y tiempo libre que sabe tocar la guitarra.
La creatividad ante todo para tu carta de motivación
Existe un rasgo fundamental que deberían tener todas las cartas de motivación y del que la mayoría de nosotros parecemos olvidarnos. Se trata de la creatividad. Cuanto mejor redactado esté nuestro texto y más diferente sea en términos de estilo y estructura, mejor acogida tendrá entre aquellos dedicados a emitir un veredicto sobre nuestra candidatura.
Asimismo, también podemos permitirnos el lujo de hacer gala de un sentido del humor moderado. En él nos tenemos que referir a nosotros mismos con algunas dosis de ironía. Eso sí, no tendamos a reírnos en exceso de nosotros mismos o proyectaremos una imagen de inseguridad y baja autoestima.