Ser actor de doblaje podría llegar a estar al alcance de tu mano si reúnes una serie de requisitos. Te contamos cuáles son
El mundo de la interpretación ha dado lugar a un sinfín de profesiones de lo más variadas y exóticas. Quizás las más conocidas sean las que muestran a los actores del teatro en las tablas, con esos chorros de voz proyectada que retumbaban en las paredes del recinto y que hacían las delicias de un grupo de personas ataviadas con sus mejores galas para la ocasión. Otros, también muy conocidos, son los actores de cine, los que prestan sus servicios al celuloide para después disfrutarlos en una gran pantalla con la siempre bienvenida compañía de un cubo de palomitas.
Sin embargo, pocos se han detenido a pensar en el hercúleo esfuerzo de los actores de doblaje, esos profesionales sin los cuales los productos en otros idiomas serían precisamente eso, productos en otros idiomas que no trascenderían más allá de las fronteras de su país de origen. Consagrase a este gremio es una tarea difícil pero de ninguna manera imposible. En este artículo te explicamos las mejores formas de hacerlo.
Las otras vías para ser actor de doblaje
La primera y más elemental es acudir a una escuela especializada en doblaje, cuyo equipo docente esté conformado por profesionales en activo, que hayan vivido en sus propias carnes la vicisitudes de la profesión y que sepan a ciencia cierta la situación en la que esta se encuentra en el momento actual. Es muy recomendable además realizar una formación complementaria en otros ámbitos de la voz como el canto o la interpretación puramente dramática a fin de conferir una vida mucho más verosímil a nuestros personajes. Aunque es cierto que, a día de hoy, la mayoría de escuelas más renombradas cuentan con este tipo de especialización sin necesidad de que acudamos a centros externos.
Por supuesto, esta no es la única vía de convertirse en un actor de doblaje. También puede accederse a través de un máster universitario que se convalida con la carrera de Arte Dramático, aunque está en horas bajas y no es el modo más habitual de acceder a la profesión.
Una vez formado, es indispensable mantener una buena relación con los estudios, los directores y demás profesionales para poder facilitar el acceso a las distintas convocatorias. No es recomendable dejar de asistir a clase, ni siquiera en los niveles más avanzados del proceso.