César Alierta ha fallecido a los 78 años: fue un destacado empresario de finales del siglo pasado: la Transición y Telefónica, claves en su vida
Hace unos días murió una de las figuras empresariales más importantes de España durante la Transición. Su forma de hacer negocios, su excelente relación con el poder político y, en especial, su importancia a la hora de privatizar dos emblemas españoles como lo fueron Tabacalera y Telefónica le granjearon un papel determinante en el mundo de las finanzas durante la Transición y los primeros años de este siglo.
Si hasta ahora no se ha mencionado el nombre de César Alierta es porque no es necesario hacerlo para saber que hablamos de él. Nacido en Zaragoza, ha muerto esta semana con 78 años, tras varios días ingresado. Su carrera empresarial comenzó demostrando colmillo y un excelente ojo para las operaciones en Bolsa. Ahí se ganó un hueco entre los empresarios y políticos españoles de la Transición. Tras u brillante paso por Tabacalera, el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, le encomendó la misión de enderezar el rumbo de Telefónica. Aquello fue su gran salto. Estuvo al mando de la compañía de teléfonos más de 15 años demostrando que era un empresario que no sólo sabía lo que hacía, sino que también sabía con quien se relacionaba.
Una excelente relación con el poder político: César Alierta, el empresario de la Transición y un mito de Telefónica
Así las cosas, ni Aznar, ni Rodríguez Zapatero ni Rajoy le cuestionaron cuando estuvieron al mando del Gobierno de España. Una muestra de que siempre supo cuidar sus relaciones con el poder. Otra muestra: los innumerables fichajes que realizó de políticos en retirada: Zaplana, Narcís Serra, Rodrigo Rato o incluso el que fuera yerno del Rey de España, Iñaki Urdangarín, cuando su imagen no estaba denostada. Si Alierta hubiera nacido en EEUU, quien sabe si hubiera tenido eco en series como House of Cards.
De hecho, en 2009 fue condenado por un delito de abuso de información privilegiada cuando dirigía Tabacalera. En 1997, a través de un familiar, aprovechó su conocimiento sobre la compra de Havatampa para realizar una operación de compraventa de acciones que le generó una plusvalía de 1,8 millones de euros. En 2011 el Tribunal Supremo lo absolvió porque consideró que el delito había prescrito.
Sea como fuere lo cierto es que su gestión fue personalista. Nunca le importaron demasiado la corrección política. Seguidor acérrimo del Real Zaragoza, no dudaba en seguir los partidos en medio de una reunión. A pesar de conocer bien el inglés, nunca quiso eliminar su marcado acento. Le fue tan bien por su enorme talento para identificar oportunidades y personas de valía. Lo que le llevó a nombrar a su delfín José María Álvarez-Pallete, como ‘heredero’ de la presidencia de Telefónica en 2016. Aún lo es. Tras dar un paso al lado en la compañía a la que siempre se le relacionará, estuvo al mando de la Fundación Telefónica durante unos años, hasta que su salud se lo impidió.
