Algunos trabajadores se sienten explotados en ocasiones, pero no saben que tienen derechos inscritos en la ley para defenderse.
El derecho esencial a la huelga en el mundo del trabajo otorga a los trabajadores la posibilidad de suspender temporalmente la actividad para buscar mejoras en sus condiciones de trabajo realizando a su actividad de protesta que daña los intereses de la empresa y sus bolsillos. Se reconoce internacionalmente el derecho a la huelga como un medio legítimo de que los empleados manifiesten sus inquietud y negocien con sus empleadores.
Sin embargo, hay diferentes estilos de huelga. Existe la huelga convencional donde los trabajadores cesan, normalmente previo aviso, su actividad. También existe la huelga a la japonesa. Una variante peculiar que, como era de esperar, sigue mucho la línea de pensamiento asiático.
La japonesa sólo es entendible desde la mentalidad asiática: los derechos de los trabajadores
La huelga al estilo japonés es una forma única de ejercicio de ese derecho. A diferencia de las huelgas tradicionales donde el trabajador deja de trabajar totalmente o de manera parcial, la huelga a la japonesa lleva a un aumento sustancial de la producción maximizando la eficacia de las las tareas básicas y generando así unos excedentes productivos difícilmente gestionables para la compañía. Es un enfoque alimentado por la cultura laboral japonesa del trabajo en equipo y la importancia de mantener la armonía en el lugar de trabajo.
En lugar de abandonar completamente sus puestos de trabajo, los empleados japoneses pueden optar por incrementar la energía y el esfuerzo puesto en cada una de sus labores. Por ejemplo, seguir meticulosamente todas las normas laborales y protocolos de seguridad. Esta forma de protesta permite a los trabajadores expresar su descontento sin interrumpir gravemente las operaciones de la empresa.
En resumen, cualquiera de las dos formas de aplicar el derecho a huelga, la occidental o la japonesa, sirven al trabajador para mostrar su descontento con las malas condiciones laborales que en los últimos años implementan multitud de empresa. En muchas ocasiones, se llega a bordear un régimen de semi-esclavitud moderno donde la gente vive para trabajar y no trabaja para vivir. Unas herramientas útiles y básicas que se deben defender a capa y espada.