La crisis en el mar Rojo se produce en un clima mundial casi catastrófico: el aumento de precios es casi irremediable
El mundo está viviendo una crisis poco antes vista. Las guerras protagonizadas por Ucrania, Rusia, Israel y Gaza está provocando un clima de tensión inaudito a nivel planetario. Además, y aunque quizá sea lo menos importante en estos casos, estas situaciones han repercutido en los bolsillos de los consumidores. Desde que estallase el conflicto en el este de Europa, los países de Occidente han sufrido una de las peores inflaciones de los últimos años. La situación es todavía llamativa, pero hay otro conflicto más que serio.
La escalada bélica entre Gaza e Israel ha entrado en una nueva dimensión en estos momentos. Este conflicto ha derivado directamente en el desvío de muchos buques de mercancías por el mar Rojo y el Canal de Suez. El motivo no es otro que las milicias yemenís, que no han dudado en posicionarse con Palestina. Consideran que Occidente está de lado de Israel, de ahí que quiera boicotear el comercio internacional en los mercados europeos. Han pasado meses desde ese conocido boicot, y ya se están produciendo las primeras consecuencias a nivel internacional.
El aumento de los precios puede ser una realidad tras la crisis del mar Rojo
Por suerte, y tal y como indican algunos expertos, las grandes empresas preveían este tipo de problemas. Es por eso que crearon una serie de contrapesos para que el cliente y los consumidores no lo noten en el precio final. Así lo ha recogido elperiodico.com: «Los sectores que podrían estar más afectados han trabajado mucho en tener planes de contingencia para responder a este tipo de problemas». Por esa razón, de momento no hay consecuencias muy graves.
Las grandes empresas estaban más que preparadas: «Ha habido una serie de episodios críticos que han hecho que las empresas estén más preparadas: ahora tienen estocs de seguridad mayores». Los principales sectores que se están viendo afectados no son otros que el textil, los automóviles y el comercio electrónico. Normalmente, y sin el conflicto internacional de por medio, las mercancías podrían llegar en tan solo cinco días a los puertos europeos. Por el momento no se han producido una subida llamativa de los precios finales, pero es una situación que ya se está estudiando por parte de las grandes compañías. De persistir estos retrasos, no habrá más remedio que subir el precio de sus productos.
«El impacto más grave se verá si esta crisis dura mucho o se deteriora», rescata ANGED, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución. En definitiva, esta situación no se debería alargar mucho para que los clientes no tengan estos efectos en el mercado. ¿Habrá otra ola de inflación en Europa?