Hacienda en España limita los pagos en efectivo para pelear contra el fraude fiscal y la medida no cae bien en una parte de la población.
Los objetivos de Hacienda en España son claros: recaudar dinero para aumentar las arcas del Estado con el fin (o supuesto fin) de mejorar la sanidad pública, la educación, pagar las pensiones, arreglar calles, subsidiar medicamentos, entre otros tantos puntos. Es decir: recaudar impuestos para mantener una bienestar social en la población. El segundo objetivo, que nace del primero, es evitar el fraude fiscal mediante distintas inspecciones o medidas y que cada ciudadano pague lo que corresponde según la ley.
Para ese citado segundo objetivo, la Agencia Estatal de Administración Tributaria debe estar atenta a los movimientos del dinero, sobre todo cuando se mueven a gran cantidad. Si bien hoy en día la mayoría de los pagos se producen con tarjeta de crédito o débito, o con aplicaciones como Bizum, que son más fáciles de controlar, se siguen llevando a cabo pagos en efectivo. Y ahí es donde Hacienda empezó a poner el ojo más seguido, decidiendo limitar esas transacciones en efectivo.
El número que causa bronca para las transacciones en efectivo
Hacienda tiene distintos mecanismos para detectar el fraude fiscal. Por ejemplo, los bancos están obligados de informar sobre toda operación que supere el límite de tres mil euros para depósitos o retiros en efectivo, como así también para cheques o pagarés. ¿Qué pasa ahora? Se debe identificar también a la gente involucrada en transacciones superiores a mil euros.
La ley que regular esa limitación es muy clara: “No se podrán realizar pagos en efectivo en operaciones en las que alguna de las partes actúe como empresario o profesional, cuando el importe sea igual o superior a 1.000 euros o su equivalente en moneda extranjera”.
Como toda ley, por supuesto, tiene sus excepciones. Por ejemplo, si el pagador es una persona física que no cuenta con domicilio fiscal dentro del territorio español (y no sea profesional), el límite se eleva hasta los diez mil euros. La diferencia entre los casos provoca también sorpresas.
¿Qué pasa si no se respeta esta norma? Hay multas muy severas por pasarse de estos límites. En caso de cometer una infracción, se deberá pagar un mínimo de 250 euros o el 25% de la cantidad de la transacción.