Hay un sector que ha sufrido más que otros las consecuencias indeseables de la llegada de la IA: te desvelamos de cuál se trata
La inteligencia artificial, a estas alturas, es una de gran realidad e innovación tecnológica. De hecho, como tantas otras en el transcurso de los treinta años, ha venido para quedarse. También lo hicieron en su momento los teléfonos móviles inteligentes, los relojes, las tablets, los dispositivos que se conectaban vía Bluetooth, la conexión inalámbrica por Wi-Fi. E incluso Internet si nos remontamos aún más atrás en el tiempo.
Ahora, en plena década de 2020 hemos tenido que acoger con los brazos abiertos a TikTok, pero no solo a esa red social. También a los reels de Instagram, los post de Facebook, los hilos de Twitter o los GIFs. Un sinfín de novedades más que han bombardeado nuestra rutina y han condenado a la extinción a los férreos defensores del mundo analógico, que ahora viven silenciados con una mordaza por temor a las represalias que puedan caer sobre ellos si se aventuran a pronunciar una sola palabra en contra.
La última gran innovación ha sido sin duda la inteligencia artificial. Esos robots que tantas veces hemos observado en las películas, unas películas cuyo atractivo fundamental era precisamente el hecho de que parecían completamente inverosímiles o, al menos, tan distantes en el tiempo que nadie podía llegar a pensar que pudieran estar llamando a nuestra puerta. Y sí, la inteligencia artificial ha traído un sinfín de beneficios en lo que se refiere al plano de la productividad. Ha facilitado en gran medida la labor del investigador al proporcionarle fuentes a las que recurrir cuando se encuentra falto de ideas. Pero también ha sepultado bajo una losa de mármol a distintos sectores laborales, que se han visto obligados a reinventarse a sí mismos. Este es, sin duda, el más afectado.
El sector que más ha sufrido la llegada de la IA
El sector que más ha sufrido las consecuencias de la IA es el del dibujo. Debido al advenimiento de la IA de Bing que permite crear imágenes al gusto del usuario, combinando toda suerte de elementos locos, los dibujantes, que hasta entonces trataban de hacerse eco en las redes sociales y vendían su arte a precios irrisorios, tienen ahora una situación precaria.
Y es que poco se puede hacer con un programa que dibuja cualquier cosa con precisión de cirujano en cuestión de segundos. Los artistas de hoy emplean todas las herramientas a su alcance como Photoshop para dotar de cierta animación a sus creaciones, pero la competencia es más difícil que nunca.