El uso de internet exige mayor demanda energética y ya existe preocupación por cómo impacta el consumo en el medio ambiente.
Desde hace décadas, existe una preocupación lógica por la relación de internet con el medio ambiente. Ahora, con el avance de la tecnología, esa preocupación se transformó también en una alarma preocupante, en un aviso de que, si no se cambian las reglas o se toman otras medidas, el mundo podría sufrir consecuencias poco deseadas.
Internet contamina. Esta es una realidad que nunca se negó o disimuló. Cuando vemos vídeos o chateamos con el móvil, lo que hacemos es enviar señales a un servidor para que procese la información. Existen tres millones de centros de datos a lo largo y ancho del planeta. ¿Cómo se mantiene funcionando toda esa red que necesita una enorme capacidad de almacenamiento? La respuesta ya la sabes, pero te la repetimos: con un consumo insaciable de energía.
La contaminación de internet
Para poner números sobre la mesa y ser más explícitos, se calcula que el consumo de internet ya representa más del 3% del gasto mundial de electricidad, según la información que brinda la Agencia Internacional de Energía. Claro que ese número está en pleno crecimiento. De hecho, piensan que subirá al 4% antes del 2030, debido al uso de la inteligencia artificial, la digitalización y la computación en la nube.
Utilicemos un poco la lógica para razonar una urgencia: más consumo de internet, más contaminación, más ganancias para empresas que deberían ajustar su responsabilidad con la sociedad. En una entrevista con “El Periódico”, Ulises Cortés, coordinador científico de IA del Barcelona Supercomputing Center, es claro con su análisis: “Esas empresas van a obtener un retorno en sus ganancias tan anormalmente alto que no les importa el gasto de energía que suponga. Y eso supone un daño enorme para el medio ambiente”.
¿De qué empresas estamos hablando? Amazon, Microsoft y Google son tres de las grandes corporaciones tecnológicas que controlan más de la mitad de este sector económico. La solución, según un comunicado de Greenpeace, no sería desconectarse de internet, sino alimentar los centros de energías renovables, algo que ya se está poniendo en práctica: Amazon, Meta, Google y Microsoft están invirtiendo en fuentes limpias, solar o eólica.
Según explica un informe del Foro Económico Mundial, la tecnología digital provoca entre el 1,4% y el 5,9% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El porcentaje puede parecer pequeño al lado del 80% que sale de la explotación de combustibles fósiles. Sin embargo, el número importa porque está en crecimiento. Y en esta crisis climática, nada sobra…
