Las aplicaciones para concentrarse han redoblado sus descargas en los últimos años: ¿realmente funcionan como dicen?
Ya hablamos en su momento de una aplicación que veía duplicadas sus descargas a comienzos de año. Y, en efecto, no es la única. Los últimos compases de diciembre y especialmente las primeras semanas de enero son las más propicias para que los usuarios indaguen en esas aplicaciones de las que, de otra manera, jamás tendrían conocimiento. Y es que descorchar un nuevo año también implica nuevos propósitos y metas.
Uno de los más habituales suele ser el de aumentar nuestros niveles de productividad, cultivarnos a nosotros mismos en un hobby polvoriento que llevaba años olvidado en un rincón de nuestro subconsciente, leer más libros o simplemente aprovechar mejor el tiempo durante el trabajo o los estudios. Es para cumplir con este cometido, con el de aprovechar mejor el tiempo, para lo que se han ideado las llamadas aplicaciones de concentración. Aunque parezca un tecnicismo, lo cierto es que no lo es. Las aplicaciones de concentración son precisamente eso, apps que buscan focalizar nuestra atención en una determinada tarea durante el tiempo suficiente para que podamos terminarla sin distracciones y, de esta manera, lograr ser más productivos. Una de las más populares es Forest App, que basa su funcionamiento en la plantación de árboles ficticios.
La utilidad de las aplicaciones para concentrarse
El usuario ingresa en la app y planta el árbol que él escoja. El siguiente paso es muy sencillo. Debe abandonar el móvil y dedicarse a sus quehaceres. Entretanto, la planta crecerá hasta convertirse en un robusto árbol siempre y cuando no miremos el móvil. En ese caso, será como si hubiéramos cogido un hacha imaginaria y la hubiéramos cercenado de cuajo. La aplicación nos avisará de que hemos perdido todo nuestro progreso pero que, si así lo deseamos, podemos volver a plantar otra desde cero.
Su utilidad está directamente ligada a la capacidad de disciplina que tenga el usuario que se la descarga. Al fin y al cabo, su mecanismo está simple que no puede esperarse de ellas una efectividad milagrosa como si se trataran de panaceas.
Al contrario, está demostrado que si nos ceñimos a nuestros propios hábitos de estudio y trabajo aumentaremos nuestra productividad al margen de aplicaciones. Eso sí, si tenemos dificultades para concentrarnos, estas apps pueden venir muy bien a la hora e ganar atención en una determinada tarea y ayudarnos a acabar lo que estábamos haciendo.
