El Gobierno de Rusia ha lanzado una orden de búsqueda y captura contra un miembro del gigante tecnológico Meta.
El Gobierno ruso ha puesto en su punto de mira a un trabajador de Meta, el gigante tecnológico estadounidense. Según han informado a los medios fuentes gubernamentales del país europeo, sobre el trabajador de la empresa norteamericana recaen duras acusaciones.
El Ministerio del Interior de Rusia ha emitido una orden de búsqueda y captura contra el portavoz de Meta, Andy Stone. Al parecer el miembro de la empresa norteamericana habría instigado a la realización de actividades extremistas y terroristas. El trabajador del gigante tecnológico está de esta forma en el punto de mira del país europeo que sigue en guerra con Ucrania.
Según se ha conocido, el Comité de Instrucción de Rusia (CIR) realizó una acusación formal en marzo contra Stone por, supuestamente, anunciar el levantamiento temporal de la prohibición en sus plataformas de hacer llamamientos a la violencia dirigida contra militares rusos, al considerar esto, una forma de expresión política aceptable en el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania. Una acusación que el trabajador de Meta negó asegurando que la empresa tecnológica dueña de Facebook e Instagram, entre otros, no permite amenazas de muerte contra civiles rusos, pero sí contra el presidente del país, Vladimir Putin.
Meta, en el punto de mira de Rusia
Sea como fuere, lo que se sabe ahora es que el CIR admitió esas acusaciones a trámite por lo que el portavoz de Meta esté ahora en el punto de mira del Gobierno ruso al pesar sobre él una orden de búsqueda y captura por haber realizado llamamientos públicos a realizar actividades extremistas y promoción de actividades terroristas, algo contrario a la ley del estado del este de Europa.
Cabe recordar que además de la presente acusación contra Andy Stone, en marzo de 2020, poco después del inicio de la guerra de Ucrania, la Justicia rusa emitió una prohibición sobre las actividades de Meta, empresa propietaria de las redes sociales de Facebook, Instagram y Whatsapp, al incluirla en su listado de organizaciones extremistas.
Una situación que desde el Gobierno de EEUU se condenó con ahínco al entender que violaba la libertad de expresión y que la decisión respondía a un interés político del gigante ruso que encaraba por entonces la invasión de Ucrania.